Dios en su infinita misericordia nos habla a través de su santa Palabra.
En este pasaje se observa que el tema principal es que “Hay un tiempo para todo y Dios está en control de todo”
malentender este capítulo es malentender el propósito de Dios.
Comienza hablando de que cada cosa
tiene su tiempo oportuno, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su
hora, la misma palabra enseña que como hijos de Dios, o personas que andamos en
el espíritu, debemos discernir los tiempos no solo en lo natural sino en lo
espiritual.
Se puede discernir estos tiempos respectivos solo si andamos conforme al
Espíritu Romanos 8:1 dice:
8
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Esto solo se
puede hacer con el creyente que muestra Fe en Cristo como la fuente, y la cruz
como el único medio, esto sustenta nuestra Fe en EL.
Dios demanda
de nosotros lo que es muy poco, que tengamos Fe y que nuestra Fe este siempre enfocada
en esa obra que él hizo por nosotros, al hacer esto el Espíritu obrara en
nuestras vidas, conduciéndonos y guiándonos.
Juan 16:13-15
13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Ya entrando
en el estudio de este capítulo de Eclesiastés después de que se deja en claro
que cada cosa tiene su tiempo, en el versículo 9, y en los demás comienza el proverbista
mencionando otros aspectos importantes.
Comienza con
una pregunta: ¿Qué provecho tiene el que trabaja en lo que trabaja? Si trabajamos solo para este mundo presente,
entonces en verdad no es de provecho, pero si del trabajo se emprende para
proveer las necesidades de la vida y hacer la obra de Dios para llevar el
Evangelio al mundo, el provecho será eterno.
Dios todo lo
hizo perfecto en su tiempo, todo lo hizo hermoso y puso en el hombre eternidad
pero a la vez nos ha limitado, esto lo hizo para que el hombre sea humilde y
para enseñarnos a confiar en El.
Los versículos 13 y 14 nuevamente hablan del propósito
de Dios con nosotros, como El tiene todo bajo control, nada se añadirá y nada
se quitara.
Luego en el versículo 15, me encuentro nuevamente con la
soberanía de Dios, lo infalible que es El
y su Santa Palabra, dice: “Aquello que fue, ya ha sido, y lo que ha de
ser, ya fue; y Dios requiere lo que había pasado. El sentido de este pasaje es
que la Palabra de Dios es inmutable, y que en el juicio venidero o en el gran
trono blanco o en el tribunal de Cristo, Dios requiere obediencia a su Palabra
que fue dada en el pasado.
El versículo
16 es contestado en el 17, porque muchos nos hacemos estas preguntas, por
ejemplo: ¿Por qué en un ministerio o en una iglesia donde se alaba al Señor,
hay tanta impiedad y en lugar de justicia hay iniquidad?
Dios que
todo lo sabe nos da la respuesta en el versículo 17: Dios permite la necedad de parte del hombre
para humillarle y El desde luego le juzgara, todos seremos juzgados por
nuestros actos sean buenos o malos.
De nada nos
sirve afanarnos, porque esto acarrea aflicción de espíritu y hasta trastorna
nuestra salud física y mental, el conocer el significado de este pasaje, nos
ayuda a tomar la vida con más calma, y tener total dependencia en Dios, que
aunque veamos las injusticias, las calumnias, la impiedad; sabemos que Dios
todo lo ve y que cada uno recibirá su paga por lo que ha hecho en este mundo.
Dios tiene
el control tanto de los justos como de los injustos, nada se le escapa a Él.
Versículo
22: Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que
hiciere; porque esta es su parte: porque ¿Quién lo llevara para que vea lo que
ha de ser después? La felicidad del hombre está en hacer lo mejor de los
presente y deleitarse alegremente en lo que el Señor le ofrece, sin ansiedad
del futuro, sin embrago, solamente el que ha hecho paz con Dios y a confiado su
pasado, presente y futuro en las manos del Salvador puede descansar en completa
seguridad.