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23 de marzo de 2015

UN TIEMPO PARA TODO









Dios en su infinita misericordia nos habla a través de su santa Palabra.

En este pasaje se observa que el tema principal es que “Hay un tiempo para todo y Dios está en control de todo” malentender este capítulo es malentender el propósito de Dios.

Comienza hablando de que  cada cosa tiene su tiempo oportuno, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora, la misma palabra enseña que como hijos de Dios, o personas que andamos en el espíritu, debemos discernir los tiempos no solo en lo natural sino en lo espiritual.

Se puede discernir estos tiempos respectivos solo si andamos  conforme al  Espíritu Romanos 8:1 dice:

 
Viviendo en el Espíritu

8  Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Esto solo se puede hacer con el creyente que muestra Fe en Cristo como la fuente, y la cruz como el único medio, esto sustenta nuestra Fe en EL.

Dios demanda de nosotros lo que es muy poco, que tengamos Fe y que nuestra Fe este siempre enfocada en esa obra que él hizo por nosotros, al hacer esto el Espíritu obrara en nuestras vidas, conduciéndonos y guiándonos.

 



Juan 16:13-15

13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.

15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.


 

Ya entrando en el estudio de este capítulo de Eclesiastés después de que se deja en claro que cada cosa tiene su tiempo, en el versículo 9,  y en los demás comienza el proverbista mencionando otros aspectos importantes.

Comienza con una pregunta: ¿Qué provecho tiene el que trabaja en lo que trabaja?  Si trabajamos solo para este mundo presente, entonces en verdad no es de provecho, pero si del trabajo se emprende para proveer las necesidades de la vida y hacer la obra de Dios para llevar el Evangelio al mundo, el provecho será eterno.

Dios todo lo hizo perfecto en su tiempo, todo lo hizo hermoso y puso en el hombre eternidad pero a la vez nos ha limitado, esto lo hizo para que el hombre sea humilde y para enseñarnos a confiar en El.

Los versículos 13 y 14 nuevamente hablan del propósito de Dios con nosotros, como El tiene todo bajo control, nada se añadirá y nada se quitara.

Luego en el versículo 15, me encuentro nuevamente con la soberanía de Dios, lo infalible que es El  y su Santa Palabra, dice: “Aquello que fue, ya ha sido, y lo que ha de ser, ya fue; y Dios requiere lo que había pasado. El sentido de este pasaje es que la Palabra de Dios es inmutable, y que en el juicio venidero o en el gran trono blanco o en el tribunal de Cristo, Dios requiere obediencia a su Palabra que fue dada en el pasado.

El versículo 16 es contestado en el 17, porque muchos nos hacemos estas preguntas, por ejemplo: ¿Por qué en un ministerio o en una iglesia donde se alaba al Señor, hay tanta impiedad y en lugar de justicia hay iniquidad?

Dios que todo lo sabe nos da la respuesta en el versículo 17:  Dios permite la necedad de parte del hombre para humillarle y El desde luego le juzgara, todos seremos juzgados por nuestros actos sean buenos o malos.

De nada nos sirve afanarnos, porque esto acarrea aflicción de espíritu y hasta trastorna nuestra salud física y mental, el conocer el significado de este pasaje, nos ayuda a tomar la vida con más calma, y tener total dependencia en Dios, que aunque veamos las injusticias, las calumnias, la impiedad; sabemos que Dios todo lo ve y que cada uno recibirá su paga por lo que ha hecho en este mundo.

Dios tiene el control tanto de los justos como de los injustos, nada se le escapa a Él.

Versículo 22: Así que he visto que no hay cosa mejor que alegrarse el hombre con lo que hiciere; porque esta es su parte: porque ¿Quién lo llevara para que vea lo que ha de ser después? La felicidad del hombre está en hacer lo mejor de los presente y deleitarse alegremente en lo que el Señor le ofrece, sin ansiedad del futuro, sin embrago, solamente el que ha hecho paz con Dios y a confiado su pasado, presente y futuro en las manos del Salvador puede descansar en completa seguridad.


 

 

 

 

 

 

 

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